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La identidad entendida como la solidificación de un instante o estado da un sentido de permanencia, trascendencia y estabilidad. Este modelo, cuando se altera, entra en crisis. Mi trabajo explora la topología de nuestras ideas. Nuestra mente genera espacios donde lo onírico se mezcla con la subjetivación de la realidad, reproduciendo un nuevo estado de cosas. Asumiendo que el cambio es un estado continuo, mi trabajo investiga el papel del olvido como elemento distorsionador y creativo.

 

En este contexto, utilizo capas como metáfora del proceso transformador. Su transparencia, al dejarnos vislumbrar parte de la fase creativa, actúa como lo hace la huella del tiempo. Estas capas se formalizan en papel, luz o tiempos de exposición que pego, copio, apilo o borro, convirtiéndolos en un solo elemento que luego vuelvo a descomponer, generando así un curso de trabajo continuo.

 
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